Transacción (económica)
Una transacción, en términos empresariales, implica la culminación de un acuerdo comercial entre dos partes, es decir, el perfeccionamiento de un acuerdo de compra venta.
Por tanto, la transacción conlleva necesariamente que haya un intercambio de bienes o servicios a cambio de una determinada cantidad monetaria previamente acordada (precio).
Por lo que, podemos determinar que la transacción es la entrega de dinero de una de las partes por la que la otra se compromete a entregar un bien o a prestar un servicio en un momento determinado y en las condiciones establecidas en el acuerdo comercial.
El entorno socio económico actual implica que las personas y empresas realicen transacciones continuamente. Por ejemplo, el simple hecho de ir al supermercado supondría realizar una o varias transacciones a cambio de los productos adquiridos.
Otro ejemplo típico de transacción usual en la vida rutinaria sería adquirir un café en una máquina, pues tendríamos que depositar la cantidad de dinero requerida, previa puesta a nuestra disposición del café.
Podemos definir, en función de los tipos de transacciones que realizan las empresas, las siguientes categorías:
- Empresas comerciales: son aquellas empresas cuyo objeto comercial se basa en la compra y venta de bienes o mercancías. Este tipo de empresas pueden ser vendedores de mercancía al por mayor, ventas al por menor, o incluso, los propios proveedores.
- Empresas manufactureras o del sector industrial: este tipo de empresas adquieren materias primas o bienes con el objeto de someterlos a procesos de transformación y obtener otro producto (producto final) para su comercialización. Un ejemplo sería una fábrica de coches o un taller textil, en el que se elaboran prendas a partir de las diferentes telas.
- Por último, encontramos las empresas de servicios, que son aquellas que se dedican a satisfacer necesidades o deseos de los consumidores mediante la prestación de servicios. Un ejemplo sería una peluquería o un salón de belleza.
Como vemos, son muchos los supuestos que originan transacciones económicas en el día a día. Todas estas transacciones también pueden catalogarse, a su vez, en dos clases, de una parte, las transacciones que originan ingresos, y de otra, aquellas que originan gastos.
Las transacciones generadoras de gastos son aquellas que producen una salida de recursos económicos para las personas o las empresas.
Por tanto, cualquier empresa, por su propia naturaleza, va a tener transacciones de gasto, ya que para poder continuar con su actividad económica, tendrá que afrontar diferentes pagos inherentes a la actividad económica, como son los pagos de suministros (luz, agua, internet….).
Por otro lado, tenemos las transacciones de ingresos, que son aquellas que suponen una entrada de dinero en la empresa por las actividades que ésta realiza, bien sea, la entrega de bienes, la manufactura, o la prestación de servicios.
Del balance de estas transacciones en un periodo de tiempo determinado, podremos determinar la salud de las finanzas de las empresas y las personas, de modo que, si las transacciones de gasto son superiores a las transacciones de ingreso tendremos una situación de déficit, mientras que, si las transacciones de ingreso son superiores a las transacciones de gasto, tendremos una situación de superávit.